Difícilmente se encuentre una empresa u organización cuyos sistemas de IT sean homogéneos, es decir, que pertenezcan a un misma marca y época. Lo más común es encontrar una diversidad de marcas, modelos y versiones bastante amplia y también de distintas décadas.
Es por eso que la interoperabilidad es la palabra clave que tanto los implementadores de sistemas como sus usuarios analizan seriamente, especialmente a la hora de elegir un sistema de gestión.
Y si se quiere adoptar una nueva plataforma de marketing o ventas, además nos preocupa tener consistencia en los datos o que los sistemas no sean silos estancos. Aquí es donde entra en juego la gran duda: ¿desarrollo una integración o voy por el camino corto de utilizar alguna integración ya hecha por terceros?
Consolidación de sistemas, datos integrados
La historia de la interoperabilidad o la capacidad de conectar un sistema con otro, aún cuando provengan de “mundos” distintos (Unix, Linux, Windows, MacOS, etc.) es la historia misma de la computación. Y dos de los principales instrumentos para lograrlo son los protocolos y los estándares.
Conectar computadoras en red y, sobre todo, aplicaciones entre sí y con otros equipos obligó a crear diversos mecanismos: conductos y puentes, lenguajes de intercambio como el XML, arquitecturas como SOA, conversores de datos, etc. En fin, una parafernalia cuyo fin principal era compartir información entre sistemas. Poco a poco los protocolos fueron unificándose y los estándares imponiéndose a paso firme.
Toda la industria de tecnología buscaba no sólo interconectar los sistemas nuevos que se iban desarrollando entre sí, sino también que sean integrables con los sistemas que ya estaban instalados de otras eras y hechos en casa, los llamados legacy.
Entre los mecanismos más ventajosos aparecieron las APIs. Estas Interfases de Programación de Aplicaciones (es lo que significa su sigla en inglés) ofrecen mecanismos para que un sistema pueda “interrogar” a otro, obtener una “respuesta” y luego, procesarla y devolverla al sistema original o a otro más. En otras palabras, una API representa la capacidad de comunicación entre componentes de software.
No cabe duda de que hemos entrado en la era de las APIs. Se ha comprobado que es, por lejos, el mejor método de intercomunicación entre sistemas. En un momento en el que, por ejemplo, el ERP necesita recolectar los datos de un CRM y un sistema de Business Intelligence requiere los datos tanto del ERP como del CRM, las APIs se vuelven indispensables.
Más aún, estamos hablando de la era de las APIs abiertas, es decir, los fabricantes de software exponen públicamente las APIs de modo que cualquier desarrollador que necesite una comunicación con sus sistemas pueda lograrlo con relativamente poco esfuerzo.
Uno de los campeones de las APIs abiertas, hoy en día, son los sistemas bancarios pero en todas las industrias se está en camino a abrir públicamente las APIs porque quien no se conecta, corre el riesgo de quedar aislado como plataforma de negocios. La adopción de APIs abiertas en los sistemas core bancarios permitieron que, con cierta facilidad, los home bankings se volvieran más operativos, los desarrolladores digitales se conecten con las estructuras financieras —los nuevos negocios basados en tecnología y finanzas o Fintech— y, en un momento en el que el comercio electrónico cobra auge, se multiplicasen los sistemas de pago electrónicos o link de pagos. Post-pandemia, comprar desde cualquier plataforma o red social y pagar en línea, sin que casi ni se sepa qué plataforma hay detrás a los ojos del usuario, se ha hecho moneda corriente.
Datos integrados y aplicados al marketing digital
El marketing digital también tiene su propio espacio. Plataformas como Hubspot publican sus APIs o conectores para integrarse con miles de sistemas. Cada una de ellas tiene una capacidad específica que permite, por ejemplo, conectase con sistemas analíticos, de e-commerce o ventas online, con CRMs (como HubSpot CRM), tickets para soporte técnico y del cliente, ERPs, etc.
Los departamentos de marketing suelen trabajar con plataformas y herramientas analíticas brindadas por los grandes jugadores, desde Facebook y Google hasta aquellas más especializadas como Sprout o Snaplytics sin integrarse, muchas veces, con los sistemas de gestión de la empresa, lo que redunda en la limitación de todas las posibilidades que se obtendrían de otra manera.
Precisamente, al considerar una agencia de marketing digital y, particularmente, si ésta utiliza o propone alguna plataforma especializada, no se puede dejar de lado qué sistemas están instalados en la empresa actualmente y cuáles de ellos interactúan, directa o indirectamente, con el departamento de marketing.
La implementación de una plataforma CRM para generar más negocios necesita datos interconectados y contextualizados. En resumen, la interoperabilidad y la integración de sistemas son fundamentales para garantizar la consistencia y eficiencia en las operaciones empresariales. Las APIs abiertas han demostrado ser el mejor método de intercomunicación entre sistemas, permitiendo la conexión de plataformas y herramientas analíticas con los sistemas de gestión de la empresa. En el ámbito del marketing digital, la integración de datos es esencial para aprovechar al máximo las posibilidades que ofrecen las plataformas especializadas. Además, la incorporación de la inteligencia artificial en diversas áreas de negocio requiere una infraestructura adecuada y bases de datos consolidadas.
En definitiva, para obtener el máximo rendimiento de una plataforma CRM y generar más negocios es necesario contar con datos interconectados y contextualizados. Los responsables de marketing, ventas y sistemas más que nunca se ven en la necesidad de analizar la integración y la interoperabilidad en sus estrategias y a buscar soluciones que permitan aprovechar al máximo el potencial de sus sistemas y datos.
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