A la hora de emprender, lo primordial es encontrar un valor diferencial que nos distinga de la competencia. Ese fue el leitmotiv que, inicialmente, inspiró a Flavio Sánchez –director médico de Telerad– a lograr el tan ansiado salto cualitativo que todo proyecto pretende dar para coronar el esfuerzo y el tiempo invertido.
Ahora bien, ¿cuál es la fórmula para que ese éxito que pueden lograr las innovaciones no solo permita disponer de tiempo libre para continuar en ese camino, sino que brinde algo sustancial al final del día: el disfrute personal?
Uno de los motivos por los cuales Telerad es una empresa innovadora es porque utiliza tecnología y diferentes herramientas que hace diez años “no estaban de moda, pero ahora ya las conocen todos”, afirma Sánchez. Su receta para inspirarse no tiene mayores secretos: a él, las ideas se le suelen ocurrir en momentos de rutina extralaboral, como después de lavarse los dientes, cuando se baña o toma un café en un bar. “No tengo un momento y un lugar exactos para mi inspiración, como un músico o un artista”.
Muchos creen tener ideas brillantes, es más, algunas de ellas realmente lo son, pero no prosperan. ¿Cómo hiciste para innovar, reinventarte y, principalmente, contar con la capacidad de llevar esa idea a la realidad?
En mi caso, se vincula con mi personalidad y la del equipo de Telerad, que siempre estamos buscando un valor diferencial respecto de nuestros competidores: un salto de calidad. Tratamos de ofrecer algo más. Los emprendedores debemos estar –por decirlo de forma exagerada– las “24 horas” pensando en nuestro proyecto, y el hecho de que sea propio debería convertirse en un motor para poder llevar adelante todo aquello que uno piensa que pueda resultar útil.
¿Qué cosas hiciste de distinta manera para ser quien sos hoy?
Una de las claves fue confiar en una idea que la gente pudiera comprar. El producto que brindamos era, y sigue siendo, innovador; y ahora tenemos mucho más para crecer. Sumado a eso, contamos con algo característico de todos aquellos que pretenden innovar: la capacidad de trabajo y el poder dedicarle muchas horas al proyecto; eso es un distintivo. Yo confié en una idea y le dediqué tiempo, eso me dio más chances de que las cosas salieran bien. Y ojo, lo que algunos llaman el “factor suerte” para mí no existe, aunque sí quizás esa cuota [de suerte] en el momento en que uno desarrolla su proyecto. Yo creo que emprendí Telerad en el momento indicado.
¿Cuáles fueron las decisiones más difíciles que debiste tomar en relación con tu trabajo y de qué forma las resolviste?
Creo que las decisiones más difíciles se vincularon con los comienzos de la empresa, cuando debí tener mucha energía, no podía bajar los brazos y, obviamente, a la hora de decidir conté con un equipo bien parado que me respaldó. Como en cualquier emprendimiento, los primeros tiempos no fueron sencillos porque hubo que poner dinero, un capital que es propio, no tenía inversores y en las resoluciones de los diferentes problemas conté con algo vital: las personas que estaban a mi lado y que no se encontraban involucradas con el problema pudieron resolver o darme una opinión sobre cómo este se solucionaba.
¿De qué manera creés que los jóvenes pueden seguir tu ejemplo?
La palabra ejemplo suena demasiado fuerte porque, en realidad, si bien existe un modelo de aprendizaje a través de ello, cada uno va haciendo su camino. Particularmente, lo que son las nuevas generaciones, los más jóvenes, tienen que probar nuevas maneras de aprender y cómo emprender sus sueños u objetivos.
Y vos, cuando eras chico, ¿qué pretendías ser de grande?
Quería ser médico, eso es lo que me planteaba desde niño; es decir, ya tenía clara mi vocación. Mi empresa tiene que ver con la salud, brinda servicios médicos, pero, además, si hoy tuviese que definir mi profesión, también diría que soy empresario y emprendedor.
Trabajaste como médico en varios lugares en relación de dependencia, ¿cómo siguió tu camino hasta conformar Telerad?
Yo me planteé no depender más de una estructura, sino de mi desarrollo. Si bien no es algo que lo pensé o me lo haya propuesto, en algún lugar de mi cerebro estaba la idea de ser emprendedor y tener mi propia empresa. Todo tiene que ver con tener proyectos, trazarse caminos… Lo curioso es cómo uno los va forjando: en mi caso, jamás me hubiera imaginado llegar hasta acá. Para mí, esa es la parte más linda de ser emprendedor.
Hoy en día, ¿a qué otras cosas les dedicás tiempo aparte de lo laboral? ¿Cuáles son tus gustos e intereses?
Me gusta el cine, ver películas en casa, leer, caminar y tomar aire; esta última es una de las actividades que más me agradan. La otra es dedicarle un espacio al descanso: ya sea dormir una siesta o acostarme en un sillón. ¡Me encanta no hacer nada!
“Si bien existe un modelo de aprendizaje mediante el ejemplo, cada uno va haciendo su camino. Las nuevas generaciones tendrán que probar distintas maneras de llevar adelante sus sueños u objetivos”
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¿En qué te ayuda HubSpot en tu rutina laboral?
Vale aclarar que fue y es mi primer y único CRM. Para nosotros, HubSpot es sinónimo de orden. Antes de implementarlo, nuestras bases de datos eran un desastre. Ahora tenemos todo estrictamente ordenado por países, por clientes, por buyer persona. Este CRM también forma parte de nuestro crecimiento como empresa.
Y respecto del inbound marketing, ¿qué cosas aprendiste y pudiste llevar a la práctica?
Es un concepto que aprendí con HubSpot y con HAL Company. Me parece muy interesante el poder llegar a una persona que realmente está esperando el contenido que nosotros elaboramos. Me satisface el concepto direccional de llegar al individuo que quiere escuchar el mensaje y de no invadir a aquellos a los que no les interesa.
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