Todos necesitamos de la pasión para hacer bien las cosas, pero motivación para terminarlas. Soy de las que empieza diez cosas por día pero termino siete, con suerte. Si hago un desglose de la semana, identificando aquello que terminé versus aquellos montones que quedaron a mitad de camino, no encuentro un factor común y ahí es donde me puse a pensar...
¿Qué me pasa en la cabeza cuando decido terminar un trabajo y no otro? ¿Por qué tuve la fuerza de terminar la tarea A, mientras B y C, que parecían mucho más divertidos o productivos, quedaron en la nada? ¿Te pasa algo así o es sólo a mí?
¿Plataformas o learning on the job? Aprender, esa es la cuestión
Qué es lo que a uno lo motiva y qué no es subjetivo. A mí me pasa que me resulta difícil encontrar la motivación para seguir con una tarea cuando se vuelven tediosas, repetitivas o simplemente me superan por falta de capacidad o capacitación. Y acá lo interesante: si bien hay miles de sitios de e-learning propios de las empresas o de sitios como Crehana o HubSpot Academy, la realidad es que muchas de las tareas están documentadas (procesos, normas de calidad, etc.), pero no explican sobre cómo hacerlas. Un par de veces pensé "ojalá la empresa invirtiera un poco más en capacitación, yo sería un poco menos inútil...".
Según un reporte reciente de Linkedin uno de los aspectos centrales que generan más o menos motivación y retención es el aprendizaje continuo. Sobre todo en las generaciones más jóvenes (lo soy), la posibilidad de acceder a empresas con formación continua es nuestro ideal y, como contrapartida, el estancamiento es motivo para iniciar una búsqueda, ya sea interna o, en la mayoría de las veces, en otras empresas.
Cuando era chiquita quería ser grande
Me acuerdo que cuando terminaba el secundario mi obsesión era empezar la formación profesional: pensaba en la carrera a seguir, estaba dispuesta a formarme desde abajo, arrancar de cero. Eso obviamente implicaba "meter en el freezer" y por un tiempo bastante largo, sueños y ambiciones, la fantasía de la libertad económica, salidas con amigos durante la semana, etc.
¿Cómo uno encuentra la motivación para hacer eso, que es iniciar un largo camino, sin garantía escrita de que vamos a lograr el objetivo? ¿Cómo uno elige congelar o postergar libertad, diversión y en el mismo acto, encontrar motivación en ese andar?
En una época dudé si quería seguir una carrera de chef o Administración, pero terminé recibiéndome, hace poco, de Actuario. Tomar esa decisión para mí se redujo a algo simple: ¿prefiero pasar los primeros 3 años de mi vida picando cebollas o sentada frente a una computadora? Con todo el respeto que le tengo a ambas tareas, ese era mi humilde y limitado análisis de entonces. ¿Cuánto aprendo de uno u otro y cómo evolucionaría mi vida en esos trabajos? Pero esa simple pregunta me llevó a otra que era "qué tareas me gusta hacer" en vez de “a qué me va a llevar esta tarea”.
Concretamente quería entender qué voy a hacer día a día, que me permita disfrutar del proceso del hacer-aprender constantemente y formarme como persona y profesional.
Así es como dejé la cocina para mis tiempos libres y ofrecí ayudar en el área administrativa de una empresa familiar. Empecé archivando, ingresé datos en computadoras y también me ofrecieron participar en el proceso de cobranzas. Esta última tarea me ayudó a entender claramente qué era la motivación. Suena extraño, pero fue mágico: me emocionaba cobrar, o sea, recibir dinero en el banco aunque no fuese mío. Si bien me divertía jugando carreras contra mí misma para ver qué tan rápido archivaba, la realidad es que me emocionaba cobrar exitosamente.
(Fuente: Ryan Roslansky CEO, LinkedIn) |
Habilidades blandas: no sabía que las necesitaba
En aquella empresa familiar a nadie le gustaba cobrar y todos le escapaban. Es un rol donde hay que hablar por teléfono con gente desconocida y, muchas veces, tener que soportar malos modos. Más allá de mi chiste habitual de que "me gusta cobrar, no el proceso de cobranzas", siento que aprendía lo que se llaman "habilidades blandas". Aprendí sobre la paciencia, a no tratar a las personas como no me gusta que me traten a mí y me producía mucha satisfacción cuando escuchaba que una persona suavizaba el tono a medida que avanzaba nuestro diálogo.
No encuentro motivación en lo profesional, la encuentro en lo personal; en sentir cómo le cambia un poco el humor a una persona porque le hablo con una sonrisa, le hago bromas, lo quiero presionar para que me pague esa bendita deuda pero con respeto, poniéndome en su lugar. Entendí que la persona al otro lado del teléfono quiere pagarme pero su empresa no; la deuda es con mi empresa, no con mi persona.
Encuentro motivación cuando aprendo a usar una habilidad blanda que no sabía que tenía, o bien no la tenía y la practiqué varias veces hasta que me salió más naturalmente. Como todos, quiero y me esfuerzo por ser una profesional exitosa, pero el disfrutar mis logros en el aspecto personal es lo que me llevó a descubrir por qué vale la pena poner el corazón en lo que hago.
Fuente: Linkedin
Espero que por todas las empresas por las que pase me den la posibilidad de seguir creciendo como persona y como profesional. Espero tener éxito en la vida, pero saber que todos los días tengo la posibilidad de aprender algo nuevo, por más pequeño que sea, me alcanza y sobra. Es el motor de mi vida.
¿Estará mal? ¿Será poco ambicioso? No lo sé, pero empecé el año pensando en cómo hacer que la empresa donde trabajo gane un poco más de dinero y se me escapa una sonrisa :)
Si te aburrí o te hice perder el tiempo, perdón!
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